El porqué del francés
Todo empezó con doce años cuándo me di cuenta que parte de mi familia dominaba muy bien el francés. Al tener esa cualidad,la cuál obtuvieron en Argelia dónde estudiaron en una escuela de francés, hablaban entre ellos en esta maravillosa lengua y yo no entendía lo que se decían. En consecuencia, decidí empezar a estudiar francés y así aprender la lengua.
Mis estudios
Empecé a estudiar francés con trece años en el instituto y no fue hasta cuarto de la ESO que hice mi primera estancia lingüística. Por casualidad, mi primera inmersión lingüística fue en
Montpellier, una ciudad excepcional y llena de gente destinada a ayudarte.
Gracias al francés aprendido en Montpellier, mi nivel augmentó un poco así que decidí llevar a cabo un bachillerato que me daba la posibilidad de obtenerlo en español y en francés.
El porqué de llevar a cabo una inmersión lingüística en Francia
Tal y como he mencionado, empecé el bachillerato en francés y en mitad del curso decidí que tenía que aprovechar el verano para aprender más francés. De este modo, busqué información en Internet y al encontrar la escuela de francés llamada ILA me cautivó; su variedad en cursos y actividades me daban la posibilidad de aprender la lengua además de vivir sola.
La belleza de la mejor escuela de francés en Montpellier: ILA
Realmente ILA no me ha decepcionado.
El primer día llegué diez minutos antes, así que fui la afortunada que esperó a que los otros estudiantes llegaran; digo afortunada porque pude conocerlos a todos (aunque seáis timidos, intentad conocer gente, de esta forma os lo pasareis mejor).
Después de la grata explicación que nos dieron los profesores y digo grata porque nos proporcionaron toda la información de Montpellier y de las actividades que se daban a cabo, nos repartieron en clases dependiendo del nivel.
La clase
El nivel que se me otorgó fue el B2, así que fui con otros seis alumnos a un aula del ILA. La profesora otorgada ha sido un encanto con todos nosotros, ha hecho de las clases una experiencia única ya que aún siendo estudiantes (y que normalmente en verano da más pereza estudiar ) ha conseguido tenernos a todos bien concentrados. El curso estándard de francés al cuál he asistido ha constado de una lección de gramática por día y, la actividad posterior ha variado por día: actividades de comprensión oral como canciones o vídeos, actividades de comprensión escrita (tan sólo una pequeña redacción) y actividades de expresión oral que aunque se hable mucho durante el transcurso de la clase, es conveniente hablar durante un rato para obtener facilidad comunicativa en la lengua.
Aunque tan solo llevo una semana en ILA, su curso estándar de francés me ha permitido mejorar mucho mi nivel en lo que se refiere a vocabulario, gramática y expresión. Por otro lado, su curso intensivo de francés me ha permitido profundizar mi inmersión lingüística ya que me ha permitido mejorar mi capacidad al hablar.
Las actividades
Las escuelas de francés terminan su jornada muy pronto y, de este modo, te permiten aprovechar la tarda para hacer diferentes actividades. A lo que se refiere a estas, el instituto organiza una diferente por día y sinceramente, son muy llamativas.
Personalmente tan solo he hecho dos, pero me lo he pasado súper bién. La primera me permitió aprender más francés ya que constó de una visita guiada por la ciudad. Esta fue conducida por una profesora del mismo instituto y muy amablemente nos contó los secretos más maravillosos de la ciudad: su catedral y sus hoteles privados te permiten ver la antigua Montpellier; en cambio, sus jardines o «la place de la Comédie» te permiten adentrarte en la actividad diaria de la ciudad. En segundo lugar, la otra actividad que realicé fue la del laser; esta trata de una partida de laser en la cuál casi no ves nada y, a consecuencia, coges confianza en tus compañeros.
Compañeros
Tal y como he mencionado anteriormente, durante las clases dónde aprendía francés, también hice muchísimos amigos de todo el mundo. La diversificación de nacionalidades me permitió aprofundizar mi inmersión lingüística de francés en Montpellier ya que el acento era diferente en cada persona y esto me obligaba a estar muy atenta para llevar a cabo una conversación.
En otro, las actividades me permitieron conocer más personas y, de esta forma, tuve con quién divertirme durante las tardes después de clase.
La experiencia fuera de casa
Aunque el primer día fue muy duro, ya que me encontraba sola en un país distinto al mío, la acogida de mi familia fue muy útil para adaptarme rápidamente.
Paula, España (estudiante de ILA)